SINFONÍA DE LA DECONSTRUCCIÓN
Si ya hemos sido probados en los caminos apolíneos de la virtud constructora, y prueba latente resulta el largo periodo para la entrada a la Esmeralda, qué mejor que iniciar una búsqueda estética en la impredecible mundo de la contrariedad, en los vastos campos de lo improbable.
Se ha sobrevalorado el arte de la construcción, usándose hartamente con fines predeterminados: Construir una idea, construir un plan, construir la materia para concluir la construcción de una pieza. ¿Qué tal si en vez de usar este proceso con plena exactitud nos proponemos la deconstrucción misma de la construcción? Así, por ejemplo, yo podría sugerir, adquirir una idea, construir un plan, destruir la materia para concluir con la deconstrucción de la idea. Entonces, luego de esta remodelación del proceso, ¿dónde queda la construcción de la idea, la construcción de la materia, y obviamente dónde queda la pieza?
Construir es elaborar, con bases, propuestas y prevenciones, adquirir es tomar algo proveniente de una situación externa al constructor, un constructor no es necesariamente un inventor, así como el adquisidor no es comúnmente un inventor. La construcción de la nada suele ser arriesgada, pues a pesar de incrementarse el nivel de maravillosidad si se consiguen los fines pretendidos, siempre está la posibilidad de que al lanzarse al vacío, muera el constructor. El adquisidor simplemente tiene la tarea principal de ser un selector, y por lo tanto, un observador. Todos hemos tratado de construir de lo inexistente, pero todos hemos adquirido algo del entorno, saltándonos el verbo tratar, consagrándose por su sencillez como una fuente de generación universal, pues no solo el caso artístico de la inspiración, sino en cualquier gremio se requiere la adquisición de la idea del entorno como impulso del trabajo.
La elección de la idea queda a criterio del usuario, para sus objetivos personales, sacándole provecho, solo en la buena usanza y conocimiento de su única subjetividad.
Como vemos, el paso incorrompible es la construcción del plan, ya que en cualquier caso, incluso en el caso más caótico y azaroso que recordemos, la construcción del plan es indispensable para llegar a un objeto para la idea. Puesto que una idea construida o adquirida debe saber para qué usarse o la idea será vanal y pasajera, inexistente para cualquier ser más allá de tus ojos y de tu cerebro. Ejemplos fáciles para cualquiera de éstas afirmaciones son “una escultura figurativa humana”, tienes la idea de hacer esta escultura, ahora ¿cómo?, no importa si el medio es la materia, la acción o la palabra, cualquier opción para la realización de lo que sea, requiere de la solución del cómo. “Un acto dada de destrucción violenta de una recamara”, ahí ya se encuentra todo ¿Cómo destruirás la recamara? Violentamente y sin sentido. El acto de la construcción del plan es insustituible.
Pasemos al siguiente paso, la construcción de la materia, y con materia, puede ser tanto el objeto físico como el espacio tiempo, en el caso perfomático, en cualquier posibilidad efectuable.
Construir es un término que se utiliza para la generación de un algo que ha sido entablado en lo exacto o lo probable que para su concertación correcta debe de ser terminado de una manera que no varia mucho de su planteamiento original. Por otro lado, la deconstrucción y la destrucción han sido extrañamente devaluadas e inconcluso enemistadas totalmente con el aspecto de la construcción, al grado de ser consideradas acciones contrarias. Lo contrario de construir es destruir.
Pero ¿qué tan diferentes pueden ser construir y destruir? El factor distintivo es el control humano. El hombre controla a la perfección el acto constructivo, y comúnmente el acto destructivo no. Pero ¿en qué casos la destrucción es controlada? Por ejemplo, la destrucción de deshechos, la demolición de edificios, la reforestación, entre otros. Y esto de destrucción la va de la mano con la deconstrucción, la cual lleva el camino de deshacer lo ya hecho, reconstruir lo construido. Y lo que da el desprestigio a todas estas cosas, es el principio grecolatino de la belleza entablada en la limitación del ser. En esta situación, para la buena valoración destructiva y deconstructiva, se debe tener conciente que la belleza es meramente relativa; si uno considerase belleza lo que se le dice que es belleza, resulta todo una versión falsa de opiniones aprendidas y hasta estipuladas, y uno debe de decidir lo que es bello a través de las experiencias personales, nunca ajenas.
La relación entre construcción y destrucción, va por la siguiente forma: Al construir, se generan experiencias estéticas capaces de sublimar a quien se deba de sublimar, al igual que asquean a quien se deba de asquear. Al destruir pasa exactamente lo mismo, la acción tiene los mismos valores de experiencia, e incluso tiene los mismos valores concluyentes: Al final de la construcción quedan las impresiones, tanto materiales como experimentadas, al concluir un proyecto arquitectónico queda un edificio, nos guste o no nos guste; luego de un terremoto, el edificio se deforma generando una estructura con la misma gama de valores estéticos que cuando se construyó, basándose en toda la idea del proceso y la deformación en ambos acontecimientos.
Así, el paso destructivo es un símil del constructivo, solo que con características distintivas del elaborador.
Destruir la materia no sería tan alejado a construirla.
Y finalmente va la construcción de la pieza, con sus sustituto, la destrucción de la idea. Para aclarar este punto nos situamos en la pregunta ¿qué es la pieza? Para continuar con el ¿qué es la idea?
La pieza no es el objeto, la pieza es lo que el artista crea, la creación no es un objeto, la creación es el evento espacial temporal que existe como conexión artista espectador, la pieza puede ser materia o acción, ambos llevan experiencias como estandarte esencial, pues a pesar de lo tangible del arte acción hacia la experiencia, el arte objeto, sea cual sea, conlleva a la experiencia como motor de la existencia del conecte artista espectador. El espectador experimente el acto de ver, ya sea en deleite o en repudio y así genera la verdadera existencia de la pieza, dando pie al principio primo del arte: La pieza no existe si no es vivida.
Pero, al parecer, lo que se ha planteado en el pasado no es ¿qué es la pieza? Sino ¿cómo existe la pieza?
¿Qué es la pieza? La pieza es una idea experimentada.
Hemos encontrado la unión entre la pieza y la idea, la pieza es la idea, la idea necesita de la pieza para existir, la pieza necesita la experiencia para ser.
Regresando a nuestro problema de la sustitución de nuestro proceso en cuestión que es la construcción de la pieza, y con esto me refiero a la pieza construida, yendo de la mano con lo de antes: la pieza construida es la pieza vivida, la pieza vivida es la pieza experimentada, la experiencia vivida, la experiencia experimentada, ser y haber sido se vuelven el soporte artístico de la vivencia conviviendo con el plano de la realidad y de la lógica existencialista humana.
La destrucción de la idea, planteamiento, nos remonta a los tratados de la idea y de la destrucción, ambos ya comentados antes. Podemos recordar el caso de la adquisición y el de la construcción de la idea, para complementar lo necesitado de explicación requerimos a ejemplos de la vida anterior (y con vida anterior me refiero de ayer para atrás), así como la adquisición de una idea muy sencilla: Un coche, veo un coche y adquiero un la tautología de su ser infinito dispuesto a su explotación de la experiencia mental humana, hay que vivir el coche para la composición de la idea del coche para el traslado de esto a la condición de pieza de arte; dándonos de que la pieza es puramente la idea, la experiencia la vuelve real, más allá del solo pensamiento, aunque la pieza es solamente la idea procesada.
Pasando a la destrucción de la idea, podemos explicar muy fácilmente que eso es la destrucción de la pieza, o como ya vimos, la deconstrucción de ésta, la deformación, la creación de figuras distintas a las de su estado inicial, pues el estado original no existe, y con esta declaración nos damos cuenta de que la pieza es vivida, pero la vida se acaba en uno u otro momento, la originalidad no existe, es solo una opinión de la realidad personal.
Vemos ahora que la destrucción de la idea no es el abandono de esta, sino la deformación no controlada completamente de la misma.
En el caso de la destrucción y la deconstrucción, a pesar de la similitud, pueden usarse cualquier opción. Se destruir el coche o se puede deconstruir. La deconstrucción lleva un grado de orden mayor al de la destrucción, y muy enfocados en el ejemplo del carro para destruir, lo que podemos aclarar en el caso reconstructivo, sería que destruir el carro sería hacerlo trizas, en un orgasmo de violencia, que nada exento queda de la contemplación de belleza eterna que hasta algo como la Mona Lisa posee, mientras que la deconstrucción sería el desmantelamiento, el desarme del vehículo como tal, devolviéndolo a su estado de diferentes piezas antes de ser un carro como ser propio, pero ambos navegan por los campos de la deformación, que ya viéndolo desde esta perspectiva deformativa, el tercero de los hermanos accionistas sería la construcción.
Así, la construcción, deconstrucción y destrucción resultan lo mismo: deformación. La construcción es una deformación con base a principios estéticos establecidos, regimientos del “buen” ser y parámetros que deben llevarse para ser lo que debe de ser, siguiendo las necesidades humanas básicas, la destrucción es una deformación controlada más por principios físicos más allá de las capacidades controladoras del hombre, donde pareciese que el azar todavía domina, muy dionisiaco todo el tiempo, y la deconstrucción es la deformación de la construcción, el reinvente de lo inventado ya, la intervención en retroceso de un proceso ya iniciado y dictado como concluso, en caminar a la inversa.
PROPUESTA:
Con base a estas fundamentalizaciones, he ingeniado lo siguiente:
El ejemplo del coche no fue hecho solo porque sí, nunca fue casualidad; éste objeto ha sido mi adquisición para llenar ese trozo faltante en mi necesidad.
Regresamos al entorno que me generó la subjetividad, y me doy cuenta de que las máquinas, y sobre todo los automóviles han sido el aspecto profesional con el que más he estado relacionado, todo porque mi padre tenía un taller mecánico desde que nací hasta hace poco; ahí yo trabajé, aunque muy lejos del manejo del oficio, cada vez más y más cerca resultaba ésta profesión para mí.
Una vez habiendo elegido la reparación de autos, los autos mismos y la mecánica como espacio idea para trabajar, he de construir el plan para el uso y el empleo de ésta.
Con base a mis comentarios expresados sobre la destrucción y la deconstrucción debía de formar el plan para la formación de mi pieza, y debía hacerlo de manera inteligente.
La violenta destrucción de un auto sería descartada debido, en primer lugar, al dinero, puesto que la destrucción de un auto requeriría un presupuesto mayor al de mis posibilidades reales. El segundo motivo de descarte destructivo, es la segunda adquisición, con base a mi querer y mi línea productiva, que es la música, puesto que para la coordinación entre pieza plástica y pieza musical, en la usanza del medio destructor, o se requeriría muchísimo para destruir, pues la destrucción implica fuerza y velocidad, o una melodía extremadamente rápida y agresiva; es por eso que la destrucción, en ésta pieza, es inusable, concluyendo el medio en la deconstrucción, que según la idea inicial es el más adoc para realizarse. El mecánico, al igual que el doctor, deconstruye al paciente para luego reconstruirlo (la reconstrucción es el cuarto personaje de la serie, pero lo podemos contemplar de una manera muy igualitaria al de la construcción), así que la deconstrucción vuelve a relucir como el medio perfecto para la pieza.
Una vez analizadas las ideas, queda solamente la concretización del plan:
Tenía planeado presentar una pieza accionista muy a la manera orquestal, usando ésta mencionada como contra punto a la deconstrucción. Y ¿A qué me refiero con la orquesta? Una orquesta se compone del director y los músicos, que es, el que conoce mejor la pieza, puede que hasta sea el creador de ésta, o no; y los verdaderos actuantes, los realizadores del espectáculo pasan a ser sus músicos, las manos de la idea. No obstante, ni uno ni el otro sobreviven por sí solos, pues se requieren para existir y formar así un acto simbiótico capaz de fusionar la esencia de ambos, experimentándoles lo indispensable para una correcta presentación. Y con todo, se llega a la explicación de la pieza para abandonar tantos preámbulos y rodeos.
Un grupo de mecánicos dirigidos por mí reconstruirá por completo un automóvil mientras una grabadora reproduce un tema musical clásico aún no seleccionado
(aunque había considerado ya la novena de Beethoven, pero reitero, solo la he considerado)
Un grupo de mecánicos (los músicos), dirigidos por mí (el director de orquesta) reconstruirá por completo un automóvil (deconstruir es su trabajo, el automóvil es mi historia) mientras la grabadora reproduce el tema clásico (pues de eso se han reconocido las grandes orquestas del mundo y no le quiero restar valor a ellas, perdería como la esencia principal) (Como mencioné antes ya hay candidato mayor para la pieza clásica, pero aún hay puertas abiertas a nuevos prospectos)
La justificación colateral podría ser con respecto a los aspectos extra, como: Yo vestiría un traje como el de un director de orquesta, frac, smoking, algo… mis mecánicos, sus trajes tradicionales de trabajo, sus overoles, llenos de mugre y aceite, el coche, seguramente será un coche viejo, uno muy usado, talvez inservible.
El espacio que me gustaría para la presentación es la galería de la Esmeralda, debido principalmente, para conseguir mayor movilidad para el libre desempeño de la pieza; y además siento que este espacio no ha dado la oportunidad a una obra accionista, por lo menos en el tiempo que yo conozco la escuela no, talvez piezas prosecuales sí, pero acciones, no; y creo que el espacio da posibilidades muy buenas al trabajo plástico, donde puede lucir muy bien desde una exposición de gráfica hasta una acción como la que propongo, o cualquier magnitud que se nos ocurra, haciendo así de la galería un buen lugar de amplias posibilidades expositivas.
Ya como bien/mal a posteriori, las partes del carro junto al video de la acción se expondría el tiempo que la escuela permite normalmente las exposiciones más comunes, como documentación y ready mades, o cual museo antropológico donde se exhiben restos de un momento específico.
Pues bien, espero que la pieza sea considerada, y más aún, aceptada, pues tan solo de escribir tantos choros, se me ha hecho agua a la boca, y sería decepcionante no poder realizar el proyecto en cuestión.
miércoles, 22 de octubre de 2008
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